Evaluare: 0 din 5 stele
0 evaluări
Încărcare
FR![]()
author
Fredi Calderón Rodríguez
Alfredo Calderón Rodríguez nació en Puerto Rico en el 1947 en la ciudad capital, en el área del viejo San Juan. El mayor de 7 hermanos, casado con Johannes Pugh Sallés, y padres de una excelente hi...vizualizați mai multeAlfredo Calderón Rodríguez nació en Puerto Rico en el 1947 en la ciudad capital, en el área del viejo San Juan. El mayor de 7 hermanos, casado con Johannes Pugh Sallés, y padres de una excelente hija, Jehieli Calderón Pugh. Pasó sus primeros 30 años de vida en la comunidad de Caparra Terrace, en el área de Puerto Nuevo. A la edad de 28 años, tiene una experiencia personal con Jesús lo cual le lleva a cursar estudios en Teología en el Colegio Bíblico del Caribe, A.D., en la ciudad de Bayamón. Con anterioridad había estudiado una carrera corta en Tecnología de Ingeniería Civil, con base en la Agrimensura. Trabaja por 30 años en una agencia gubernamental de su país y luego regresa al aula universitaria. Cursa estudios adicionales en la Universidad de Puerto Rico, en el recinto de Río Piedras, donde completa 4 años de contabilidad y termina en 4 años adicionales un grado de bachillerato en Antropología Socio Cultural.
Luego de una niñez muy satisfactoria, al entrar en la edad de las preguntas sobre el porqué de la vida, agobiado por no conocer el propósito de su existencia, y desilusionado por creer que la vida solo consistía de las 5 etapas biológicas que son: nacer, desarrollarse, procrearse, envejecer y morir; desarrolla una fuerte dependencia a las bebidas alcohólicas. Atrapado en ambos dilemas, el existencialista, y en el de la dependencia del alcohol del cual hizo su refugio, decidió no rendirse por amor a sus padres, hermanos y a la vida misma. El pensar que vivir no tenía otro propósito que no fuera el solo existir como una mera casualidad, como un producto del azar, le llevó a pensar que la vida era algo demasiado de raro y valioso; no solo etapas biológicas aisladas en el tiempo y el espacio. Por igual también pensó que la vida era toda una oportunidad, pero ¿oportunidad para qué?
Desesperado entonces se lanza en una búsqueda personal y se aísla de todo lo que había escuchado y leído antes, de las ideas de filósofos y formulas religiosas, para buscar su propia y personal experiencia. Ahora bien, esto era también era un gran reto, pues, ¿dónde comenzar? ¿dónde buscar? ¿a quién preguntarle? Por extraño que parezca, la respuesta le pareció simple, ¡en el origen, en el comienzo de todas las cosas! Puesto que de la nada no puede surgir algo, algo siempre ha de haber existido, pero ¿qué?
Tanto uno como individuo, así la humanidad como un todo - al presentir ese algo mucho más grande que uno mismo, una fuente original de la cual ha salido lo existente – nos hemos lanzado a buscar esa “realidad” sin saber lo que es. En el proceso hemos tenido que desarrollar distintas teorías, desde religiosas, filosóficas y científicas, para tratar de conseguir una respuesta que todavía parece, mientras más avanzamos, un poco más allá.
Así, es de esta manera que surge esta oración de un corazón necesitado, el del autor: “Dios, si es verdad que tu existes, si es verdad que tú me amas, si es verdad que tú enviaste a tu Hijo Jesús a salvarme de mi desasosiego, yo quiero que tú me hables, que tú me guíes. Yo no quiero que venga alguien y me diga “Cristo te ama”, o que me diga, “mi religión es la que es” o “mis ideas son las que son”; ya yo estoy cansado de eso, no aguanto más”. Si tu existes, quiero que seas tú quien me dirija”. Entonces, un día, volvió a caer en sus manos la Biblia, en cuyo mensaje reencontró su vida y descubrió su propósito; un día encontró un tesoro de incalculable valor, un tesoro que le fue dado gratuitamente, ¡la fe!
Fue entonces así que comenzó, por así decirlo, este libro del cual se quiere decir que no es un libro sobre religión, es un cuento, solo una fantasía; aunque en sus páginas te encuentres con Dios.vizualizați mai puține
Cărți de Fredi Calderón Rodríguez
Pito Y El Alcalde, Mito: La Verdadera Historia Del Chupacabras